lunes, 8 de septiembre de 2008

En María



En María
Ave, Maria Mediatrix!
Este cuarto volumen de nuestra Serie Immaculata habría debido aparecer el 31 de mayo del Año Mariano, fiesta de María Mediadora de todas las gracias.
Como todos los artículos de «Mediadora y Reina» que tratan de la vida «en Ella» no pudieron aparecer antes de esta fecha, tuvimos que remitir la publicación de esta serie hasta la fiesta de la gloriosa Asunción de Nuestra Señora.
Nuestra campaña mariana montfortana en Bélgica, por acción de las circunstancias, fue colocada con entusiasmo bajo el signo de la Mediación universal de María.
Cuando los Padres Montfortanos, en 1921, fueron llamados por el Cardenal Mercier a su diócesis, el movimiento de María Mediadora, suscitado y dirigido por él, estaba en pleno desarrollo. Nuestra Congregación fue encargada de erigir el primer santuario dedicado a María Mediadora de todas las gracias. De este modo nuestra campaña mariana fue puesta como naturalmente bajo la protección especial de María Mediadora.
Otras causas, más profundas, hicieron que se fusionaran, por decirlo así, la campaña por la doctrina de la Mediación de María y la de la propagación de la devoción mariana de San Luis María de Montfort.
Para el Congreso Mariano Nacional de Bruselas, en septiembre de 1921, el santo Cardenal deseó formalmente que la práctica mariana de nuestro santo Fundador fuera neta y ampliamente expuesta como la respuesta más adecuada de nuestra parte a la misión mediadora de María, que era el objeto principal de los estudios del Congreso.
El ilustre Cardenal había visto bien. Todos los fundamentos dogmáticos que Montfort expone como base de la práctica mariana perfecta, pueden reducirse a la Mediación mariana, tomada en su sentido más amplio .
En este cuarto volumen, por razones técnicas, junto a la exposición de la vida de unión con María («En Ella»), damos algunas consideraciones sobre la vida de confianza y abandono para con Ella, de la que Montfort no trata como de una de las «prácticas interiores destinadas a las personas llamadas a una alta perfección», pero que expone como uno de los deberes que los predestinados deben cumplir para con su Madre .
Ahora bien, el fundamento principal de la vida «en María», de la vida de unión con Ella y en su presencia espiritual, es sin lugar a dudas la influencia sobrenatural que Ella ejerce sobre las almas, tanto respecto a la gracia actual como respecto a la gracia habitual, y que por lo tanto se relaciona inmediatamente con la Mediación de Nuestra Señora.
Y uno de los motivos principales por los que podemos y debemos recurrir a Ella en todas nuestras necesidades («Vida de confianza») es que, como Mediadora de todas las gracias, Ella recibió la misión de comunicar y aplicar las gracias a los hombres; tanto lo que esencialmente es «gracia», como lo que sólo es gracia «ratione finis», a causa del vínculo que estos bienes, naturales en sí mismos, tienen con nuestra vida sobrenatural y eterna.
Por otra parte, hay una conexión evidente entre la Asunción gloriosa de la Santísima Virgen a los cielos y el ejercicio de su Mediación. Por haber sido asumida en la gloria de Dios, para contemplarlo cara a cara, la Santísima Virgen nos ve y nos sigue en la adorable Esencia de Dios, y le es posible ser instrumento vivo y ministra universal, después de Cristo, de todas las operaciones divinas en las almas.
Así, pues, sea este humilde trabajo un amoroso y agradecido homenaje a María por los 36 años que hemos tenido la dicha de pasar en su irradiación de gracia, en este convento de María Mediadora, que es realmente su casa.
¡Ojalá arrastre a una gran cantidad de almas a esta encantadora unión habitual con la Mediadora Inmaculada, y a la confianza inquebrantable en sus cuidados maternos, de que vamos a tratar en estas páginas!
Convento de María Mediadora, Lovaina